Saturday, April 15, 2006

Hipodermitis

Lisa y tersa como en el rostro de un bebé, gruesa en las palmas y las plantas de los pies, lampiña o vellosa, la piel representa el órgano de mayor superficie del cuerpo. Y como tal expresa signos de salud -turgencia y color rosado por buena hidratación e irrigación sanguínea. También es la vidriera de muchas enfermedades, tanto propias, como de los órganos internos del cuerpo.

La piel, esa capa limitante del cuerpo, indispensable para la vida, constituye una eficaz coraza protectora ante las agresiones del medio ambiente. Sumada a esa propiedad, presenta una amplia gama de funciones. Por su capacidad termorreguladora permite mantener estable la temperatura corporal aunque el invierno aceche, o el verano agobie. Actúa como una barrera frente a microorganismos nocivos y sustancias químicas, desde aquellas contenidas en los artículos de limpieza tan comunes en todos los hogares hasta los complejos contaminantes ambientales.

Gracias a la capacidad de pigmentación o “bronceado”, la piel filtra las radiaciones ultravioleta provenientes de sol. Y, a su vez, ayuda a fortalecer los huesos por su capacidad de sintetizar vitamina D, indispensable para fijar el calcio en la trama ósea.

La marcada riqueza y diversidad de sus terminaciones nerviosas posibilita percibir groseros contactos, tanto como disfrutar de la placentera sensación de las caricias, y diferenciar entre picazón y dolor de manera que puedan manifestarse las respuestas más adecuadas a cada situación.

Todo esto es posible gracias a su estructura. La piel no es una lámina única sino que está formada por tres capas superpuestas, cada una de ellas con funciones específicas. Desde la más externa, aquella que interactúa con el medio ambiente, hasta la más profunda, que entra en contacto con los músculos, se llaman: epidermis, dermis e hipodermis.

Qué es la hipodermitis

La hipodermis es la capa más profunda. Está formada principalmente por tejido graso, llamado también panículo adiposo. Ese panículo que causa tantos problemas estéticos cuando se acumula por demás en glúteos, piernas o abdomen, es muy útil como amortiguador de golpes y reservorio de energía. Pero, a veces la hipodermis se inflama. Se produce así, una hipodermitis o paniculitis.

¿Cómo se manifiesta una hipodermitis? Según el libro Claves para el Diagnóstico Clínico en Dermatología, del profesor José María Mascaró, catedrático de dermatología de la Facultad de Barcelona, España, la hipodermitis aparece en forma de nódulos -sobreelevaciones redondeadas de piel- rojizos o violáceos, que aparecen preferentemente en las extremidades inferiores. Estos nódulos suelen desaparecer espontáneamente en tres semanas, aunque pueden reaparecer otros brotes similares. No dejan cicatriz visible, y tan sólo en algunos casos queda una discreta coloración pardusca residual. Pocas veces se ulceran y, generalmente, no duelen, aunque en ocasiones pueden ser sensibles.

Ante la sospecha de hipodermitis o paniculitis, el diagnóstico requiere generalmente de una biopsia para su confirmación. Es imprescindible hablar con el paciente con el fin de calmar la ansiedad que genera la palabra biopsia, ya que la gente la asocia con enfermedad maligna, y la hipodermitis generalmente es una afección que responde a causas benignas. No obstante, este estudio es necesario, no sólo para obtener un diagnóstico certero, sino también para orientar hacia la causa generadora del proceso inflamatorio.

Factores desencadenantes

Hablar de hipodermitis o paniculitis es como abrir un gran abanico, en el que las causas van desde aquellas imposibles de determinar -llamadas idiopáticas-, pasando por otras de origen simple, hasta las más serias, que pueden ser reflejo de enfermedades importantes. Según afirma Fitzpatrick en Dermatología en Medicina General, entre las causas que no revisten gravedad se puede citar la exposición al frío. Suele afectar a personas que realizan trabajos o deportes a bajas temperaturas -sky, motociclismo, equitación- por tiempo prolongado, agravado por el uso de prendas ajustadas y no aislantes.

La introducción en la piel de sustancias químicas, como las inyecciones oleosas o de siliconas, antiguamente usadas para tratamientos estéticos, producen formación de nódulos inflamatorios en la hipodermis que suelen persistir indefinidamente e incluso ulcerarse.

Por otra parte, los traumatismos directos en determinadas partes del cuerpo como las mamas en mujeres obesas, puede conducir a la aparición de nódulos firmes, que llegan a retraer la piel y dar la sensación de piel de naranja. Si bien muestra el mismo aspecto clínico que el cáncer de mama, del cual se debe diferenciar, la hipodermitis por traumatismo no representa ningún riesgo para la salud de la paciente, y generalmente desaparece espontáneamente dejando una cicatriz deprimida.

Ya en orden ascendente de seriedad, no hay que olvidar a la hipodermitis asociada con la enfermedad del páncreas, muchas veces unida al alcoholismo. En este caso la hipodermitis es un elemento más dentro de una florida sintomatología -por ejemplo, dolor abdominal agudo-, que requiere la internación urgente de quien la padece.

La manifestación más común de hipodermitis es el llamado eritema nudoso, con localización prioritaria en las extremidades inferiores de mujeres jóvenes. Los factores iniciadores de esta erupción de nódulos rojizos son los medicamentos, entre ellos la amiodarona -utilizada en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares-, bromuros -presentes en sedantes y expectorantes-, y sulfamidas -antibióticos-. En este último caso, muchas veces resulta difícil precisar si la causa del eritema nudoso es el medicamento, o la infección por la cual se prescribió -faringitis, entre otras-. Pero en orden de frecuencia, son los anticonceptivos orales los que encabezan la lista como agente causal.

En segundo lugar se ubican las infecciones estreptocóccicas de vias aréreas superiores -faringitis, amigdalitis- y, por último, los casos más epecíficos como lepra, sarcoidosis y tuberculosis.

En cuanto a la lepra, existe el concepto erróneo de que la lepra se ha erradicado. Todo médico, ya sea clínico o dermatólogo debe recordar que en Latinoamérica existen zonas endémicas de esta enfermedad infecciosa, como el litoral fluvial en Argentina. Por lo tanto debe existir la sospecha diagnóstica en aquellos pacientes con eritema nudoso procedentes de esas áreas geográficas.

Cómo se trata

Si bien el tratamiento depende de la causa, es necesario recordar que en la mayoría de los casos las lesiones de hipodermitis se resuelven espontáneamente. En los casos más severos o que se repiten con cierta frecuencia, resultan útiles los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos como aspirina, indometacina o ibuprofeno. Por supuesto, cuando el eritema nudoso forma parte de una enfermedad grave, es necesaria la internación y el estudio del paciente por un equipo médico.

Pero no hay motivo de alarma. Como la causa más frecuente de hipodermitis son los fármacos, en especial el uso de anticonceptivos orales, alcanza con la suspensión del medicamento para que las lesiones desaparezcan.